Flor de museo. Fieltro rosado, termopanel perla, plástico transparente. 74 objetos de 90 cm de diámetro x 45 cm de alto cada objeto. 25 m². Es parte de la IV Bienal de Arte Joven “Subversiones / Imposturas”. Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile. 2004.
La instalación está compuesta por 74 volúmenes cilíndricos realizados en fieltro rosado, rellenos de termopanel perla y envueltos en plástico transparente. Esta última capa, al desdibujar la forma de los objetos, genera una sensación de organicidad inestable. Al ser volúmenes maleables, se adaptan al contorno arquitectónico del lugar: una de las rotondas principales del Museo Nacional de Bellas Artes.
La intervención se articula como un cuerpo blando y expansivo que ocupa la rotonda, desactivando su tránsito habitual y convirtiéndola en un espacio contenido. En diálogo con los objetos instalados, los muros de la rotonda fueron pintados también de color rosado, estableciendo así una integración visual y simbólica entre obra y arquitectura. Esta decisión instala una lógica de fusión entre continente y contenido: la arquitectura no sólo acoge la obra, sino que se vuelve parte de ella.
Flor de Museo continúa el trabajo con dispositivos de repetición, ocupación y modularidad presentes en obras anteriores. Aquí, el módulo se transforma en estrategia de apropiación espacial, haciendo visible la relación entre cuerpo, naturaleza y lugar. La referencia al mundo orgánico y vegetal —a través del color, la textura y la forma— sugiere una floración expandida, suave pero persistente, que desafía las convenciones del museo como espacio neutro.
La obra no solo habita el espacio, sino que lo resignifica. Al convertir una zona de circulación en un espacio de contemplación cromática, la instalación plantea una reflexión sobre el habitar, la fragilidad y la posibilidad de una arquitectura sensible, blanda, que contenga y se deje afectar.
Fotografía: Anton Birke